de Madrid a Guadalajara para hablar de arte y libros
Andrés Úbeda, director adjunto del Museo Nacional del Prado, visitó la Perla tapatía para la inauguración de la exposición al aire libre “El Museo del Prado en Guadalajara”, en el marco de Guadalajara Capital Mundial del Libro
Por Gerardo Lammers
Andrés Úbeda de los Cobos hizo una visita relámpago a Guadalajara, aprovechando el vuelo directo que conecta a Madrid con la capital jalisciense. De todas formas no se libró del jetlag, pues confiesa que anoche no durmió nada.
Úbeda es director adjunto de conservación del Museo Nacional del Prado y ha venido con motivo de la exposición al aire libre “El Museo del Prado en Guadalajara”, montada en el Paseo Alcalde, frente a Palacio de Gobierno.
Ahí los transeúntes pueden detenerse un minuto o pasar un buen rato frente a una selección de fotografías en gran formato de algunas de las obras representativas del museo más importante de España. Se trata de fotografías escala 1 a 1, de alta definición y calidad, en las cuales los espectadores pueden apreciar lo mismo un fragmento de una obra de gran formato que obra de dimensiones pequeñas o medianas con todo y el marco con que la obra original se exhibe en las salas del recinto.
Por supuesto, en esta “dolorosa” selección, como se refirió Úbeda al proceso se seleccionar una veintena de obras, de las miles que conforman el acervo del monumental museo, hay obras de El Greco. Y de El Bosco. Y de Zurbarán, entre muchos otros.
Luego de la charla que sostuvo con el poeta Ernesto Lumbreras en la Casa de los perros, el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas, recién reabierto luego de una serie de obras de reparación, en donde afirmó, entre otros asuntos, que la presencia del Museo del Prado en Guadalajara responde a un afán de democratizar la cultura, de sacar la cultura a la calle, de renovación e incluso de reinvención (sorprendentemente en la actualidad la franja más numerosa de edad que visita este museo repleto de clásicos de la pintura europea es la de personas entre los 18 y los 24 años), este historiador del arte, un tipo amable y relajado, aceptó hablar de libros.
Había mencionado de pasada a Antonio Muñoz Molina, escritor que admira. De los mexicanos, Carlos Fuentes, sobre todo, pero también a Fernando del Paso. Mientras se enfila a la salida, rumbo a una cena, recordó la lectura de Pedro Páramo.
PREGUNTA: Hace un momento mencionabas a Muñoz Molina, pero me gustaría saber qué estás leyendo actualmente, si tus lecturas giran en torno al mundo del arte, al arte que tiene que ver con el Museo del Prado o si tienes otros intereses…
RESPUESTA: Mi rato para le lectura ha sido siempre cuando me metía en la cama y encendía la luz. Era mi rato de soledad con mi libro. Ese rato se ha hecho casa vez más corto porque llego extenuado a la cama, entonces he ido reduciendo ese placer de leer algo que no tiene nada que ver con mi trabajo; de nada que tenga que ver con la historia del arte, con los museos, etcétera. Lo que estoy leyendo últimamente es una historia de la conquista de Perú, de la que me reconozco un ignorante absoluto. Hacía muchísimo tiempo que tenía ganas de hincarle el diente a este tema, y estoy ahora mismo leyendo cosas que tienen que ver con la historia, que tienen que ver indirectamente con mi formación profesional, yo soy historiador de arte, pero no tiene nada que ver con mi vida laboral.
P: ¿Cómo se llama este libro?
R: Se llama Plata y sangre. La conquista del imperio inca y las guerras civiles del Perú (de Antonio Espino López, historiador y catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona).
P: ¿Con qué tipo de lecturas te relajas más?
R: Mi literatura ha sido, casi siempre, la literatura de creación. He disfrutado toda mi vida con las novelas. Últimamente empiezo a entrar en un género en el que no había entrado tantas veces, como es el género de la biografía. Cada vez empieza a interesarme más la vida de los demás, cosa que hasta ahora no era tanto.
Y, por otra parte, en la literatura de creación, me están empezando a ocurrir cosas que no me ocurrían tanto: dejo libros sin terminar. Eso es una cosa que yo no había hecho nunca en mi vida. Quizá no debería reconocerlo públicamente, pero me empieza a ocurrir.
No voy a citar los autores. Muñoz Molina, por ejemplo, no es uno de ellos. Él es un artista que me gusta muchísimo como novelista, pero me gusta también una faceta suya que no es tan reconocida, que es cronista de actualidad. Tiene un libro que se llama Todo lo que era sólido, que es un libro muy bueno; y como historiador de arte, porque su formación es de historiador de arte. Él estudió Historia de arte en la Universidad de Granada y de hecho lo que ha escrito para El Prado es una historia del arte, que publicamos el mes pasado.
Pero, digamos que mi literatura de evasión, mi literatura de creación era fundamentalmente la novela; y ahora, poco a poco, amplió el rango, sobre todo con historias de algo que no tiene nada que ver conmigo. He leído un libro que me ha costado un disparate sobre la conquista de Constantinopla. Me ha costado muchísimo, es uno de los acontecimientos más trascendentes de la historia de la humanidad, la conquista de Constantinopla, consecuencia de la estupidez, la ceguera y la mezquindad humana. El reconocer palabras tan duras para un género en el que estoy inscrito, el género humano (risas), me ha costado…
P: He visto una clasificación en redes sociales, nada seria, de lectores. Y se refiere a los lectores que no terminan lo libros como lectores neuróticos. ¿Consideras que las neurosis a las que estamos expuestos en esta época tienen que ver?
R: Es posible, ¿no? No sé si encuadrarme en esa clasificación (risas), desde luego es posible que empiece a serlo. Era algo que durante muchísimos años… incluso libros que no llegaban a captarme del todo los terminaba, y consideraba como fracaso personal el no terminar un libro… pero, ¿neurosis y lectura?… quizás sí (risas)… quizás sí…
P: De la literatura mexicana, ¿hay algo que te haya interesado a lo largo de tu vida?
R: ¡Pues naturalmente que sí! Carlos Fuentes es el que más me ha interesado.
P: ¿Qué libros?
R: Yo creo que todos. He leído todo.
P: La región más transparente…
R: Todo, todo. Tuve una época en la que vine mucho a México por motivos de trabajo. Por motivos de otro trabajo de investigación sobre temas históricos, y que devoraba literatura de autores que ahora mismo no a todos recuerdo… ¿Cómo se llama este libro fantástico sobre Maximiliano?
P: ¿El de Fernando del Paso: Noticias del imperio?
R: Fernando del Paso. Sí. Me cautivó completamente, desde la primera página; creo que conseguí tener las ojeras más grandes del mundo, porque era lo contrario de lo que estoy diciendo: libros que te cautivan y consiguen tu atención…
Ese es el tipo de libros que llegaba a una librería o un Vips y lo compraba sin saber qué estaba exactamente comprando. No todos tuvieron el mismo nivel de interés, pero éste realmente me fascinó.
Fotos: Ayuntamiento de Guadalajara / Comunicación Social
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