Poesía + Pop = Popsía

con José Eugenio Sánchez, Alejandra Arreola y Claudia Rangel

Al ritmo de la música, José Eugenio Sánchez, Claudia Rangel y Alejandra Arreola, provocaron a propios y extraños con un performance poético que reúne aconteceres cotidianos, sexuales y políticos  

Por Ángel Melgoza

En la calle peatonal suena un ritmo que te puede poner a bailar. Es una mezcla de percusiones, bajo, guitarra, perfecta como pista de freestyle, o en este caso, de ‘pop-sía’, poesía pop, rock, y de otros géneros. 

 

El poeta José Eugenio Sánchez, nacido en Guadalajara y crecido en Monterrey, fue el orquestador del espectáculo que con los beats de Yahir López y los versos de Sánchez, Alejandra Arreola  y Claudia Rangel, provocaron el centro histórico de la ciudad el domingo 24 de abril. 

 

Sánchez es, junto al baterista y compositor Enrique Camacho, el fundador del performance musical Un país cayendo a pedazos, cuyas interpretaciones pueden ser escuchadas en Spotify bajo títulos como: “La gente se enamora cogiendo”, “La felicidad es una pistola caliente”, o “El increíble mundo de las máquinas”. 

 

La experiencia de su poesía es completamente transformada al ser interpretada y acompañada por la música. La entonación de las palabras, la personificación de estrofas y versos, la forma de pararse frente al micrófono y los ademanes que hace con las manos: el espectáculo de José Eugenio Sánchez invita y cautiva, algunos paseantes se detienen, escuchan, no saben si reír, o pensar.

Hoy ‘recita’ varios de los poemas que le han traído premios (como el X Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe) y reconocimiento (Honorary Fellow Writer de la Universidad de Iowa), pero también interpreta algunos inéditos, como éste, cuya primera frase captó la atención de asistentes y voyeuristas: 

 

cuando los pobres se mueran y ya

y los ricos hereden y ya

o sea: cuando todo vuelva a la normalidad

y en el mar los peces se enreden en cubrebocas

y frascos de antivirales

y empaques de sopas instantáneas que se cocinan

en los borbotones de petróleo

o sea: cuando todo vuelva a la normalidad

y el cielo esté enrojecido de gases y partículas

y las aves en extinción se precipiten sobre animales en extinción

que se pudren sobre otros animales en extinción

como fiambres y jamones de un sándwich

o sea: cuando todo vuelva a la normalidad

y los pederastas reinicien sus actos rituales

los asesinos limpien sus armas con la saliva de sus víctimas

y consigan orgasmos con cadáveres y billetes

o sea: cuando todo vuelva a la normalidad

y andemos buscando amor drogas empleo deudas

o cualquier cosa que te haga sentir vital

o motivado para acabar con la existencia

los enemigos del poder seguirán furiosos porque no lo tienen

y los amantes del poder lo amarán tanto

imaginando que es un descubrimiento científico

ignorando que las moscas que nos zumban alrededor

nos huelen como una mierda apetitosa

o sea: cuando todo vuelva a la normalidad

Titulado Cuando todo vuelva a la normalidad, el poema fue publicado en Periódico de poesía en noviembre de 2020. Este domingo al performance se han sumado las poetas locales Alejandra Arreola y Claudia Rangel, esta última es quien sube al escenario, se planta frente al micrófono y comienza a leer:

Siempre dijiste que veía demasiadas películas

Estoy al volante y giro la cabeza hacia el asiento del pasajero donde estás tú.

Tuvimos un accidente que seguro fue mi culpa.

Intentas decirme algo,

pero tienes la boca llena de sangre

Solo se escucha la estática de la radio que no sirve.

Despierto.

Te mando muchos emojis

“tengo ganas de visitarte”:

foca corazón estrellitas

carita con sombrero de vaquero

sticker de gatito con cuernos de diablo

y otro corazón.

Me siento responsable.

Te mando un audio que dice que nunca aprendí bien a manejar.

 

Quiero recoger un par de flores camino a tu casa

y me pregunto si así se inventaron los regalos y si por eso tienen una connotación triste

o si es solo que cuando tengo las manos vacías no sé dónde ponerlas.

El trago que siempre llevo en la mano es ansiedad,

entre otras cosas que empiezan con a.

 

Cada que volteo, algo se ha movido de lugar o ha desaparecido.

Es así como pierdo el camino y no consigo llegar a tu puerta.

 

Lo que quiero decir es que hace mucho que no tengo tu teléfono en mis contactos,

pero todavía me lo sé de memoria.

 

Este y otros de los poemas de Rangel se pueden leer en el sitio Ablucionistas. Llega el turno de Alejandra Arreola quien recientemente presentó su último libro “nombre de fantasía” con la editorial Herring Publishers. Arreola lee acompasada: 

 

un hogar obsoleto 

se dibuja con cinco líneas 

y una sola pareja sexual para toda la vida

ajá, para toda la vida 

y cómo vamos a reflexionar

sobre la función de puertas

ventilación, luz, ventanas

si ni siquiera podemos decidir

ajá, sobre nuestro cuerpo

en mi casa, privilegio pequeñoburgués

se aborta

con máximas comodidades

dos pastillas pequeñas, un analgésico

estar viva sin haber muerto desangrada

tiene mucho de poético

en el país donde dejamos morir de hambre 

sed y cansancio a los hijos que no queremos

se lucra con la palabra de Jesucristo

para que sigan naciendo

los que nos dan más miedo

cuando llegamos al semáforo y subimos el vidrio  

 

***a reflexiona

Si algo me queda claro al escuchar la música de Yahir López junto a la poesía de Sánchez, Arreola y Rangel, es que ese mote de aburrición o de repele que caracterizaba al género está transmutando en un campo de atracción y posibilidades que puede funcionar como un catalizador de heridas, sueños y circunstancias en un país como el nuestro, que no para de caerse a pedazos, y que sin embargo, se mueve, se baila y se nombra. 

CRÉDITO DE FOTOGRAFÍAS: R. Cortés / GCML

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