

“Somos más y jalamos más parejo”
Editores independientes se reúnen para conversar sobre su labor, organización y acciones en el campo cultural de Jalisco
Por Ángel Melgoza
Si nos uniéramos, podríamos tener un lugar privilegiado. Necesitamos políticas públicas. Espacios hay, con un poco más de organización, podemos iniciar.
Son tres extractos de la conversación que sostuvieron editores independientes de Guadalajara la noche del pasado miércoles 17 de agosto en el marco del evento Pitch Editorial organizado por la librería virtual Literal Mx en el bar Patán de la colonia Americana.
Convocados por Antonio Marts, el escritor y editor cofundador de la editorial Paraíso Perdido, se reunieron las directoras de los proyectos editoriales Arquitónica, Literalia, y Sintitulo. Cada una fue explicando la naturaleza de su proyecto y después se dio lugar a un espacio de preguntas y respuestas que trajo lo mejor de este encuentro.
Arabella González de Arquitónica contó cómo su fascinación por la arquitectura, y el haber crecido con un padre editor (“saliendo de la escuela iba al taller de mi papá y compaginaba, pegaba, recortaba galeras, todo el proceso del libro lo aprendí”) le hizo muy natural que un día, mientras trabajaba en la Procuraduría de Desarrollo Urbano, después de haber estudiado una licenciatura en Arquitectura y una maestría en Conservación de monumentos, se le ocurriera hacer una publicación llamada Guía ciudadana para la conservación del patrimonio edificado. La guía ayudaría a las personas a familiarizarse con las leyes y los reglamentos en la materia, pero su mayor sorpresa fue que el libro se agotó, “y me pedían más y más”.


Ese fue el primer indicio que la llevaría a estudiar una segunda maestría en Edición de libros y a trabajar durante seis años en la editorial barcelonesa Altaïr. En 2015 regresó a Guadalajara, fundó la editorial Arquitónica, con la que hace los libros que ama y que ya suman 14 publicaciones, y su brazo comercial Arteria, donde realiza libros por encargo.


Patricia Velasco presentó Literalia Editores, un sello que comenzó hace 34 años en Guadalajara de la mano de su madre, Patricia Medina. La señora Medina era profesora y encontraba una terrible paradoja en el camino profesional de sus alumnos: ellos querían publicar pero no tenían trayectoria para ser considerados, y no tenían trayectoria porque no habían publicado. Así que decidió fundar la editorial y comenzó a publicarlos ella misma. En un primer momento las ediciones venían acompañadas de pinturas de artistas locales; después, entró en coproducción con gobiernos, hizo publicaciones bilingües y sumó autores.
Al tomar la dirección su hija Patricia Velasco alguien le hizo notar que era curioso que la editorial hubiera sido fundada por una mujer y heredada a otra: dos generaciones de dirección femenina. Hoy Velasco está enfocada en rediseñar la imagen, así como su sistema de distribución, además de haber iniciado una nueva colección de poesía y próximamente de ensayo titulada Puente.
De la joven editorial Sintitulo, habló su cofundador Alejandro López Morales. Desde el nombre del proyecto buscaron provocar e insinuar una diferencia que procurara tanto el aspecto estético de la obra, del libro como objeto, así como un contenido que apueste por la creación de patrimonio. Él mismo, un egresado de la licenciatura en Letras Hispánicas de la UdeG, vivió la paradoja de la falta de trayectoria y la no publicación: “yo les dije: muy fácil, hay que hacer una editorial, ¿qué tan difícil puede ser?”, recuerda entre risas.
Hasta el momento la editorial tiene tres publicaciones y manejan tres líneas de trabajo: academia, literatura y libro de artista.


La noche comenzó a tomar ritmo cuando Marts preguntó primero por las quejas que tenían del medio editorial de Guadalajara, y, después, por sus propuestas.
El punto común fue el reclamo a los elevados costos y lugares secundarios que ocupan las editoriales independientes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Al respecto Arabella comentó que el año anterior, 2021, debido a la pandemia, muchas firmas grandes no habían asistido y los editores independientes tuvieron un mejor lugar, justo a la entrada de la feria:
“Ha sido el año que mejor me fue. Y me llama mucho la atención que si somos varios editores tapatíos, que nuestra misma feria nos salga carísimo […] (Y que pongan en primer lugar a) estos grandes corporativos, que además montan muros ciegos como de coto, yo creo que por seguridad, y a los locales nos mandan hasta el fondo donde la gente llega cansada y sin dinero, si llegan”.
Velasco apoyó los comentarios sobre la FIL (“realmente es un dolor de cabeza”) y agregó que existe una falta de voluntad política para crear políticas públicas que apoyen a la literatura y al arte en general:
“Nos podemos quejar de la Secretaría de Cultura, del Ayuntamiento, pero es un tema que va más allá. Necesitamos políticas públicas que generen los mecanismos que nos permitan crecer, porque nosotros estamos creando la memoria histórica de la literatura de este estado. Las editoriales independientes somos las que estamos picando piedra todo el tiempo para poder dejar una memoria y vaya que somos tercos. Vaya que no claudicamos. Sí, nos cansamos y queremos aventar la toalla, pero seguimos haciéndolo”.
Alejandro lo resumió en la necesidad de una mejor comunicación, coordinación y colaboración. Y resaltó el caso de la feria de arte contemporáneo Zona Maco, en la Ciudad de México, la más importante de Latinoamérica en su tipo, pero que, en palabras de Alejandro, empezó a decaer en su prestigio, y ni con el apoyo del Centro Citibanamex, fondos federales, estatales y locales lograron detener su caída, pues la organización de galerías, artistas, espacios independientes, y editoriales de la ciudad dio pie a la Feria Material:
“Feria que en cinco años tumbó a Zona Maco. El modelo pienso que es muy adecuado, y cuando he platicado con personas de allá me dicen que la diferencia con Guadalajara es que no se organizan. Así de sencillo”.
Entre cervezas y tragos se siguió comentando sobre aspectos como el de la creación de públicos, el uso de redes sociales y tecnologías digitales, la idiosincrasia de los habitantes de la ciudad, la necesidad de hacer política y de unirse en la búsqueda por mejores condiciones para los editores y la industria editorial local.




“Comenzar por el diálogo es la base”, comenzó a cerrar Alejandro López de Sintitulo. “Estamos en la Capital Mundial del Libro y los editores de Guadalajara, de Jalisco, no somos la FIL; la FIL dura una semana, tenemos otras cincuenta y una para hacer cosas, espacios hay. Con un poco más de organización podemos iniciar”.
“El año pasado, durante los diez días de la FIL, hice un festivalito que se llama Liberfilia, y tuvimos eventos a las cinco, seis, siete y ocho todos los días, con puros conocidos y amigos (…) Entonces voy a hacer la segunda edición, si quieren espacios para publicar sus libros, bienvenidos”, dijo Patricia Velasco, de Literalia, recibiendo aplausos.
Y a manera de cierre, agregó:
“Las escuelas son las formadoras de públicos desde chiquititos. Nosotros podemos hacer lo nuestro desde nuestro pequeño campo de acción (…) Se deben generar políticas públicas para formar en los niños el hábito de la lectura. Así como aprenden a hablar castellano, que aprendan a leer un libro”.
“Nosotros, en libros de arquitectura, creo que tenemos un nicho, tal vez pequeño pero consolidado. Sí puedo ya hablar de tirajes que sé que se van a agotar”, dijo Arabella González, de Arquitónica.
“Yo apuesto a que los libros se ganen su derecho a permanecer en las librerías, y que no tengamos que depender de subvenciones, que los libros se reimpriman a partir de que los están comprando”.
Fotos: R. Cortés (Camaleón Revista Literaria)
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