Vida, muerte y resurrección en la poesía de Elisa Díaz Castelo
Autora de El reino de lo no lineal, Díaz Castelo es una poeta apasionada por la ciencia y de oficio traductora
Por Ángel Melgoza
Una niña lee junto a su abuela. Una niña lee un artículo científico junto a su abuela. Una niña lee un artículo científico en la revista National Geographic junto a su abuela. Una niña lee. Una niña escribe. Una niña escribe un diario. Una niña escribe un diario y le recorta frases para formar poemas. Una niña escribe un diario y le recorta frases para formar poemas que piensa volverá a leer cuando sea grande. Aunque eso no sucede con tanta frecuencia. Elisa Díaz Castelo ríe al recordarlo, y piensa que la palabra escrita y el mismo hecho de escribir, de dejar huella de los pensamientos hacia un futuro, lleva implícita la noción de una destinataria. Como en su caso de niña era ella misma, de grande.
Elisa Díaz Castelo nació en Ciudad de México en 1986, es traductora, y desde el 2018 una laureada poeta mexicana. De sus padres médicos tomó la fascinación por la ciencia, por el discurso científico, y lo mezcló con su pasión por las letras. Durante su licenciatura en la UNAM se especializó en literatura inglesa, y su gusto por las letras —aunado a las becas Fulbright-COMEXUS y Goldwater— la llevó a estudiar una maestría en Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York.
“El hecho de que yo me dedique a esto tiene un elemento de vocación, un elemento de serendipia, y un elemento de privilegio” me dice Elisa en entrevista. Cuenta que fue a su regreso de la maestría, en 2015, que comenzó a idear la posibilidad de publicar su trabajo como una forma de acceder a las becas de Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA): “había escuchado que se requería que hubiera proyectos unitarios, y yo escribía poemas sueltos en ese entonces; revisé los poemas y noté que varios tenían temas científicos y decidí escribir un libro que girara en torno a la ciencia, de ahí surgió la idea”, así nació su primer poemario Principia, con el que ganó el Premio Nacional de Poesía Alonso Vidal 2017.
Díaz Castelo ha dicho que le interesa la poesía que se relaciona con discursos que aparentemente le son muy ajenos, como el de la ciencia. Ese asunto, la relación entre cientificidad y poesía, lo revisa en un ensayo que publicó en Periódico de Poesía, donde escribe que esta ha sido una vía de escape casi inconsciente de la hiperespecialización en las distintas áreas del saber: “ la hiperespecialización daña el sistema de conocimiento tan único de la poesía. Uno de sus efectos y una de sus causas es esa tendencia endogámica que envenena más a la poesía que a géneros literarios más populares: buena parte de los lectores de poesía son, ellos mismos, poetas en ciernes y muchos poetas no leen nada más que poesía. Esto crea un sistema viciado y yo me llegué a sentir atrapada dentro de él. La lectura de textos científicos supuso para mí una ruta de escape del amurallado mundo de la poesía contemporánea”.
Cuando platico con Elisa me cuenta de las novelas que está leyendo (Punto de cruz de Jazmina Barrera, Entre los rotos de Alaíde Ventura, Sobre los huesos de los muertos de Olga Tokarczuk, Un verdor terrible de Benjamín Labatut, “y varias otras cosas”), de sus propios intentos por escribir una, y de sus últimos tres fracasos —como ella los llama. Dice que la narrativa como autora le representa un reto de largo plazo, tan monumental, que su costumbre por las formas más cortas le ha impedido hasta el momento conseguir su objetivo, pero no duda que lo conseguirá: “fiel a mis intereses de hibridación, tiene muchos elementos poéticos la novela y espero que eso funcione en el futuro, cuando quiera publicarla, si es que me animo”.
Si es que me animo. Si es que ella, una poeta reconocida con uno de los premios más prestigiosos del país, el Aguascalientes de Poesía, se anima. Así es ella, tímida e insegura, o lo era más hace unos años. Díaz pasó más de diez años escribiendo ‘a la sombra’, sin mostrar sus textos ni a sus amigos más cercanos, y ha dicho que esa actitud de escritora solitaria le ayudó a forjar una voz. Sobre eso le pregunto, si recomienda escribir en solitario, sin los ojos de los lectores.
—En cierta medida me ayudó esperar porque solidificó mi voz y me ayudó a aproximarme a la poesía desde lo lúdico; sin embargo no recomendaría esperar por una razón de inseguridad, que es finalmente la razón por la que yo esperé tanto tiempo para mostrar lo que escribía. Sentía que yo como mujer no tenía mucho que aportar a una serie de tradiciones literarias donde las voces masculinas eran muchísimo más preponderantes y estaban más colocadas al centro que las de las mujeres.
—¿Crees que está ocurriendo ahora lo contrario?
—Pienso que hay un efecto contrario, y que se le está dando mucha más atención a la escritura de mujeres, y sin embargo, si uno se fija en los números, en las publicaciones, todavía hay muchos más autores hombres que mujeres curiosamente.
Mujeres que escriben. Mujeres escritoras. Mujeres leídas. Mujeres leyendo a otras mujeres. Díaz Castelo también es una premiada traductora (fue galardonada con el Premio Bellas Artes de Traducción Literaria 2019 por Cielo nocturno con heridas de fuego, de Ocean Vuong), y dicho trabajo la ha acompañado por un largo tiempo. Con el oficio ha aprendido algunas cosas como las técnicas que emplean los autores para enunciar ideas, emociones, y experiencias, que solo leyéndolas habían pasado inadvertidas.
—Leer poesía para mí es un nivel de intimidad como platicar con alguien en un café, pero traducir es como vivir con el autor, un mes, en un departamento de un solo cuarto. Creo que igual que el dicho ese de ‘quieres saber quién es, vive con él un mes’ (risas) creo que ‘quieres saber quién es, tradúcelo’
—¿Con quién te gustaría vivir un mes?
—Con (Wisława) Szymborska, porque admiro muchísimo su sentido del humor y su inteligencia. Y me parece a la vez inimitable, me gustan los poetas cuyos poemas son como hechizos difíciles de descifrar, como actos de magia tan bien hechos que una no sabe bien cómo están sucediendo, cuál es el truco detrás. Con Szymborska me sucede eso, parecen ser poemas altamente sencillos, comprensibles, accesibles para todos y sin embargo son discursivamente complejos y muy inteligentes.
Poeta por la mañana y traductora por las tardes, Díaz Castelo ha publicado tres libros de poesía, Principia en 2018, El reino de lo no lineal en 2020, y Proyecto Manhattan en 2021. Algunas piezas y una antología de su obra se están traduciendo en este momento al inglés y al francés.
Fue con el Reino de lo no lineal que recibió el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2020. En él, Elisa explora la línea entre la vida y la muerte, el umbral entre ambos, y dice que tan enigmática como la muerte, o incluso más, le parece la existencia misma de la vida. El libro se divide en dos secciones, Vuelta e Ida. Por la primera deambulan Lázaros que regresan de la muerte, personajes que habiendo estado clínicamente muertos vuelven a la vida; y también corre un hilo de continuidad sobre la vida, sobre los lugares comunes, sobre la experiencia, sobre la ciencia, sobre la vida. Por la segunda aparece un desdoblamiento de la misma Elisa, un personaje llamado Orfelia, mezcla de Ofelia y Orfeo, que atraviesa una depresión mayor y una separación.
—Has dicho que en los tiempos actuales se suele idealizar la depresión y tú querías mirarla desde otros ángulos —le pregunto a Díaz Castelo.
—Sí, proviene de una sensación que tengo de que se habla mucho del desamor y de la tristeza, pero a veces desde un tono superficial que infantiliza la experiencia, y la idealiza como una experiencia casi sublime. Yo quería aproximarme desde otro sitio, como una condición fisiológica, que también tiene un lado sumamente doloroso y que incluso puede amenazar la vida.
Para Díaz Castelo la poesía es lenguaje que se mira a sí mismo: “un poema es un artefacto verbal donde hay una conciencia aguda de que aquello que se está nombrando es lenguaje y materia […] Es un lenguaje que está muy consciente de serlo y donde se trabaja con el sonido, con la repetición y con una serie de herramientas verbales que ayudan a disparar y a ensanchar el significado de la palabra”.
Ensanchar, así me quedo pensando en la poesía de Elisa, y vuelvo a leer y a revisar sus poemas, antes, durante y después de escribir estas líneas.
EN LA FOTOGRAFÍA: La escritora es también autora del poemario Principia (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2018), su primer libro.
CRÉDITO DE FOTOGRAFÍA: Cortesía de Elisa Díaz Castelo
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