

Mi páramo en secreto
Por Mariana Pérez Villoro
Mi páramo en secreto
desea la visita del sonido
que cambia el hielo en elíxir.
Ofrendo mi fondo
a la alianza:
entrego mis prados.
Como un presagio que cicatriza
recibo la visión:
el nombre oculto del agua.
El afluente penetra
la desnudez del valle
devolviéndome la salud
y advierto la pureza
en un instante.
Ante mí
el paisaje que siempre fue:
la limpidez del padre
colma la garganta de la cañada.
*
El victorioso sube
conmigo la escalera de agua:
voy dejando atrás las aguamalas
al salir de la creciente.
El guía va en la fuga
pues conoce el sonido
de la fuente
del mismo modo
en el que rememoro
el ritmo de mi nombre
pronunciado por mi madre
por primera vez
fuera del útero.
Él contempla el fondo
del que me alzo
y cuenta
mis pasos inseguros
sobre el mar.
*
Distingo
atrás de su mirada
la tierra que trunca el crecimiento
de semillas nocivas
el manto del barro
que apacigua la fiebre
como una mano fresca.
En la postura del monje
se revela el imán
que habré de perseguir
en todas sus lámparas.
Mi cantera se abre
y aletea hacia él
un insecto.
El ademán responde al obsequio
con su redoble de fe:
base de bases
suelo de suelos
tierra en la que he de postrarme.
*
El alquimista transmuta la ponzoña
del deseo
y expía la inconsciencia amarilla
de mi territorio.
Desde la bóveda derrama el remedio
para acallar el quejido de los renuevos.
Al despuntar la paz
que anuncia el final del incendio
las flores sobrevivientes
con la cuchilla de su fragancia
parten los belfos de la fiera.
Se despejan las llamas
del fósil
que pulsa en mi tórax
y preserva
un mineral precioso
de carbono puro.
*
Con disciplina quebradiza
como capa de hielo
sobre el océano del ártico
los marineros cuidamos
la recién nacida alondra
que irá a tierra firme.
En cada temporada
escuchamos disolverse
la distancia.
Bajo la fría luz de la tormenta solar
colocamos las estrellas del alpiste
y vertemos en su pico
descongelados mandalas.
Esperamos salvarla
y en el cielo
ver crecer la gama boreal
de su plumaje.
Mariana Pérez Villoro estudió medios audiovisuales, escritura y guionismo. Ha trabajado en proyectos audiovisuales, impartido clases de escritura y coordinado talleres literarios. Es autora del libro Solo la tierra sola (Mantis Editores), del cual estos cinco poemas forman parte
Crédito de imagen: Pedernal (1945), Georgia O’Keeffe, pastel sobre papel
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